La mesera se acerca a la mesa 15, donde está Fulano de Tal sin saber que es la mesa 15. En silencio, comienza a recoger toda la platería que tiene reminiscencias orgánicas de una cena saludable. Cuando termina de levantar todo, pregunta:
—¿Desea algo más señor?
Fulano contesta con una sonrisa entre amable y ladina
—Deseo que escampe.
De súbito, la lluvia, que era desmesurada, cesa y Fulano voltea a ver a la mesera respirando confundido. Ella lo mira con una sonrisa entre amable y ladina y le dice:
Como parte de la búsqueda de una expresión más integral o multi-mediática constantemente presente en las artes -exploración que diluye los límites entre unas técnicas y otras- se tiende a reunir varias expresiones y recursos como la música, el cuerpo y el espacio en manifestaciones que difícilmente podrían ser catalogada exclusivamente como danza por la intervención de otros elementos diferentes a los denominados «adicionales no danzantes» como canto, mímica, luz, proyección de imágenes y algunas líneas de programación. Estos ejercicios o prácticas no sólo amplían en espectro expresivo corporal sino que redefinen el cuerpo y la relación que se suele establecer con los espacios en los que nos desenvolvemos a diario.
Este cambio de relación cuerpo-espacio es requerido muchas veces por parte de arquitectos, diseñadores, administradores, creativos y urbanistas con diversos objetivos, que van desde la sugerencia o implementación de un orden en el recorrido, el involucramiento de los transeúntes para desarrollar un sentido de pertenencia con el espacio, la optimización del uso de las áreas disponibles o el diseño de una atmósfera específica que influya en el comportamiento de quienes lo habitan o transitan.
Como referentes de caminos posibles para lograr este tipo de cambios cito acá dos ejemplos que tienen en común la implementación de líneas de programación que permiten controlar de una manera orgánica elementos escenográficos para hacer énfasis en diferentes componentes de la corporeidad de la danza.
Composición de nuevas formas corporales
Fragmento de coreografía deTeam iLuminate
El caso de TeamiLuminatese dio a conocer en el reality norteamericano America’s got talent en su edición de 2011.
Es un grupo compuesto por aproximadamente seis bailarines y una programadora de software que combina trajes luminosos con coreografías cuya estructura en algunas ocasiones es narrativa y otras gira en torno a trucos visuales hechos con las líneas de luz similares a la luz neón que están adheridas a los bailarines y son controladas por un software que se programa de acuerdo a la puesta en escena para subrayar los movimientos y para construir nuevas composiciones espaciales y coreográficas decosnstruyendo el cuerpo; sustrayéndole partes, sumando otras y componiendo nuevas formas por medio de ensambles. En este caso recurren a una interacción con la luz en la que cuerpo y luz se distribuyen para emitir un mensaje visual definido por la sincronía de los participantes.
La interacción aquí está definida por la que denominaré sincronía luminosa y la programación que controla las luces es un elemento visual con dos funciones principales: Fortalecer la sinestesia audiovisual y componer formas alternativas (como brazos alargados, cuerpos que evaden la gravedad o representaciones de vehículos).
Los elementos sincrónicos y fragmentarios generan una reflexión sobre el significado del cuerpo propio por la segmentación que propone.
Otra manera de poner en escena esta integración también es resultado de una interacción entre el cuerpo ejecutante de una coreografía y una programación que toma información de los movimientos.
Así la luz puede cumplir también un papel dialéctico por medio de un dispositivo que procese la información del bailarín y la convierta en diálogo. La luz en este caso no está adherida al cuerpo como en el grupo iLuminate, sino que actúa como un agente independiente que reacciona a los movimientos gracias a la programación de JonasJongejanquien es uno de los creadores de programas y dispositivos de respuesta en tiempo real.
La interacción en este formato está definida por lo que llamaré complementariedad luminosa, pues la programación que controla las luces es un elemento visual con dos funciones principales: medir la intensidad de los movimientos y componer un diálogo que ponga en evidencia el tipo de respuesta programado para integrar el cuerpo en el escenario.
Una aplicación cercana a este tipo de prácticas se empleó en el Centro Comercial Andino para redefinir el espacio de los baños, un lugar que suele estar relacionado con un paso obligado pero desagradable, tal como lo comunican en el documento referente al diseño en el que aclaran que su objetivo era «Romper con la idea de que los baños son lugares propicios al vandalismo y a la utilización inadecuada del público» Los diseñadores son conscientes del papel que juegan los baños del centro comercial a falta de baños públicos en la zona y construyeron un mecanismo de retroalimentación de la imagen del usuario proyectando su imagen en la pared conformando una pared virtual con un nivel de representación un poco abstracto. La imagen se distorsiona y no es totalmente fiel.
Una respuesta sincrónica de la luz promueve la reflexión sobre el cuerpo mismo de la persona porque crea un efecto de espejo que visualiza las respuestas de luz en tiempo real y representa la medida de las dimensiones y los movimientos. En cambio, la respuesta complementaria genera consciencia del espacio ocupado por representar las consecuencias e implicaciones de la presencia del cuerpo en ese espacio específico.
El argumento de los diseñadores, ganadores del premio Lápiz de Acero, está basado en la sincronía luminosa del movimiento por la proyección del transeúnte en la pared mientras este recorre el pasillo hacia el baño.
Las consecuencias de la intervención del espacio es definida así por los creadores «Dada la naturaleza dinámica dela instalación, esta nunca es igual, creando narrativas, suspenso y atracción visuales e invitando a los visitantes a jugar con las diferentes posibilidades que ofrece »
Esta evolución constante del paisaje y la inclusión del usuario del baño para cambiar el significado usual de este tipo de espacios es solo un ejemplo de aplicación y traducción de los métodos y las tecnologías arriba citadas, retomando códigos de las artes e identificando su aplicación en otros ámbitos.
Para crear una nueva interacción espacio-cuerpo diferenciada y única, se puede realizar un estudio que parta de la definición de un concepto y luego identifique la manera como los transeúntes lo conciban para así diseñar la intervención del espacio, teniendo como referencia la complementariedad y sincronía luminosas de los movimientos junto a otras posibilidades que estarían definidas por los rasgos característicos de cada caso (tipo de espacio, tipo de transeúntes, variables dela intervención, duración, alcances, etc. )
Según la RAE,Alfabeto:del lat. alphabētum, y este del gr. ἄλφα, alfa, y βῆτα, beta, nombre de las dos primeras letras griegas. De aquí surge el Adoblueto. En esta recopilación de logos busqué:
·Logos de marcas representativas en lo posible disponibles en nuestro mercado, aunque no fue posible en todos los casos.
·La imagen principal del logo debe ser el carácter. Por ejemplo no aparece Oster que hace un trabajo notorio en la O pero es parte de la escritura completa del nombre y no se usa como ícono; sí sucede con Movistar.
·La pregunta ¿Cómo es el logo? A lo que me debía responder: es una m amarilla, es una f en un cuadro azul, etc., por eso no aparecen caracteres tan representativos como la c de coca-cola o la d de Disney entre otras miles.
·El logo de cnn en español fue incluido en el espacio de la ñ simplemente por no dejarlo vacío (no encontré uno representativo) ya que no cumple con los criterios antes mencionados.
·Las marcas Jiffylube, O2 (aunque algunos la deben haber visto en la camiseta del arsenal) y zurich no son cercanas, si alguien conoce alguna presente en nuestro mercado para reemplazar estas, bienvenido.
A Fulano de Tal le contaron que William Blake vivía cada instante como si fuera poesía, pero Fulano sabe que eso no puede ser cierto a menos que se haga una poesía mundana, no de la muerte o la vida, el amor, el tiempo o la guerra, sino de los centros comerciales, los Premios Grammy, los XGames, las divas, la cacharrería doméstica, los cortaúñas, los detergentes para la ropa, o esas bebidas hidratantes que tienen botellas centelleantes y contienen líquidos halógenos. Por eso Fulano decidió redactar toda una antología poética a Mc Donalds, en donde se versifica toda la línea de producción y distribución: Mc Nocturno®, Mc Elegía®, Mc Trova®, Mc Alejandrino®, Mc Oda® y este Mc Soneto® que fue la única pieza que se pudo rescatar, porque a Fulano se le va el tiempo jugando frisbee y es muy indisciplinado con la métrica, y por eso acaba botando todos los borradores a la caneca de basura que tiene en la cocina:
Mc Soneto®
El título del producto puede diferir de la realidad
En la ciudad de Babel todos los hombres comían igual
Me encanta
y hablaban el mismo alfabeto gastronómico irreal
I’m lovin’ it
Tentación
C'est tout ce que j'aime
Y construyeron una torre dorada de fierro plástico
No estoy muy seguro pero parece que fue introducido por el hombre a esta zona del globo desplazando a otra especie de la avifauna local, también se encuentra en Europa, Asia, África y Australia.
Nos formamos como grupologomaquia teniendo plena conciencia de que existe el Grupo µ, así como el Grupo Niche. Dominamos el marketing, pero también los estudios culturales y la curaduría de arte. Somos un cerebro de 5 cabezas que trabaja como una boutique científica.
Investigar al ser humano nos excita, y desmenuzarlo en sus fenómenos estéticos, lingüísticos, arquitectónicos y sensitivos nos ha llevado a comprenderlo mejor.
Nuestra experiencia se nutre de que somos inquietos, de querer descubrir más cosas y lugares; geográficamente hemos desarrollado nuestro trabajo en 9 países, sin embargo ahora, decidimos navegar un territorio más global, uno que incite otras plataformas de interacción y es por eso que creamos esta nueva latitud virtual.
Este blog tiene la particularidad de retratar lo cotidiano, lo corriente, lo que nos pasa a diario, de la banalidad y la vulgaridad vista siempre desde la óptica del grupologomaquia que a veces peca de académica, y otras de juguetona, pero siempre teniendo ese sello incitante y tentador donde se puede husmear cómo baila Lipovetsky con LADY GAGA.
Trabajamos junto a la terraza, en la que es posible fumar, pero no ha sido posible la puerta arreglar, para que pueda cerrar y el humo no pueda pasar, por esto en grupo logomaquia me dedico a dibujar.
El anillo de bodas está atravesado por un lenguaje semiótico más o menos estable. Su razón de ser no es otra que la del símbolo. El grado cero de la funcionalidad. Su valor como objeto precioso descansa justamente en que no sirve para nada. Nada de utilidad práctica, ni sistema productivo, ni servicio estructural. Es el ornamento-signo por excelencia. La joya sagrada en las estanterías profanas de la bisutería de Tiffany, Tacori, Kay Jewelry y Shane Company: pendientes, cadenas, eslavas, relojes, todos accesorios exorcizados del aura místico religiosa que antaño los poseía. El anillo de bodas sin embargo, resiste la desacralización absoluta. El ritual de su intercambio solo es válido en el marco encantado de una ceremonia.
Pero ¿Cómo es que se escribe el lenguaje de los anillos en la cultura material contemporánea?
Existe un código de material en el que residen todos los significados económicos. El standing del anillo es metalúrgico. Es decir que las propiedades del metal son las que más inciden en la simbolización del prestigio. Color, duración, pureza, espesor, anchura, incrustaciones, son las variables que se aplican a una gama creciente de metales, que van desde la plata pura, para aquellos con un presupuesto ajustado, hasta el platino; pasando por una nómina exótica que incluye al paladio, el tungsteno, el zirconio y el titanio. No obstante, el oro sigue ocupando un lugar especial. Es la materia clásica de la joyería nupcial. De hecho, en el folclor inglés se creía que era de mala suerte, o incluso ilegal casarse con un anillo forjado con algo distinto al oro. En Europa, aquellos que no podían pagar un anillo de oro, eran provistos con uno, que se les retiraba inmediatamente después del ritual. Pero la maldición o la ilegalidad no son válidas en la actualidad. En el discurso de las joyerías, la lógica de la ostentación y la diferencia socioeconómica se disimula bajo el discurso de la duración. En una transacción económica mundana, la única justificación para ofrecer materiales extravagantes es esa propiedad no perecedera de todos los metales: Life is too short, and love is too long to settle for anything less. Platinum Savvi. Find the ring that fits your love and your life. La perennidad del metal es la base mitológica para el consumo del anillo moderno.
El segundo código es de colocación. El anillo tiene una posición asegurada en el anular diestro o zurdo, según la tradición que prescriba la ceremonia. Es el dedo del corazón, el digitus quartus ola “vena amoris” de los romanos. Un anillo que se porta en otros dedos es una aberración del código. Una herejía semiótica, la retórica del código o, cuando menos, un anacronismo renacentista. El pulgar moderno resulta demasiado plebeyo para coronarlo con la argolla.
Adicionalmente, también existe un código de diseño. El contorno redondeado, símbolo del tiempo eterno y circular, se construye por contraste al diseño del Solitario de Compromiso. No hay una piedra dominante. Es un diseño liso, o incrustado con una línea de pedrería diminuta. Algunas otras configuraciones que se ajustan a esta composición admiten los surcos labrados o los arreglos intricados de inspiración rúnica o celtica. El anillo moderno queda así sujeto a una lógica del styling. Lo clásico y lo chic tienen derecho de coexistencia siempre y cuando no se confundan con el anillo de compromiso, porque el riesgo del Solitario es ofuscar el casamiento con la promesa, la esposa con la prometida; en una palabra, el riesgo de un conjunto de tramas y equívocos en el estado civil, vehiculada por la imprecisión significativa de los signos del diseño.
El anillo de bodas también está inscrito en un código de género. La joyería nupcial es heterosexual. Un anillo macho y otro hembra. Los anillos no se manufacturan más en unidades, en tríos, o con un diseño simétrico, porque el tamaño del contorno siempre sugiere la diferencia de los sexos. El anular robusto y masculino o la esbelta figura del dedo femenino.
Todos esos códigos construyen la semántica muda del anillo: la huella digital del estado civil, el estatus, el amor, la posesión, la afiliación religiosa, o la duración de la relación. Pero quizá, el deleite final del desciframiento de los códigos sea siempre el guiño retorico, en este caso el guiño de la publicidad: Affinché morte non ci separi:
Fulano de Tal decidió leer la Divina Commedia en italiano, edición de lujo, con notas menudas en inglés, que en conjunto son como una enciclopedia medieval, y que le regaló un amigo esnobista que viajó a Italia y se la robó a un mercader de bagatelas. Cuando estaba leyendo Il Purgatorio, por allá en la página 203, impresa en papel Kimberly texturizado, se acordó de que no sabía leer en italiano, y de que tampoco era esnobista, que son las únicas dos razones que Fulano se imagina que existen para leer la Divina Commedia en italiano. Después de semejante revelación, se paró molesto, y puso el libro edición de lujo de pasta dura, forrada en cuero de yak, en la biblioteca de la sala, debajo de la repisa del televisor, que es a donde van a parar todos los libros que no sirven para nada. Lo puso con el lomo de para dentro, para que nadie viera el título y se lo pidiera prestado.
Fulano de Tal es zurdo en el fondo. Canta como si fuera zurdo, hace la fila del cine como si fuera zurdo, usa el reloj como si fuera zurdo y también se esfuerza en leer como zurdo. Desde niño se ha sentido zurdo, pero sabe que nació atrapado en el ominoso cuerpo de un diestro. El 3 de Noviembre, en la página 7 del periódico local, saldrá publicado el clasificado de un médico que ideó una cirugía experimental de “cambio de cuerpo”, pensada para toda esa población del mundo que se siente condenada a un cuerpo que no le pertenece. El único riesgo, asegura el médico en una entrevista exclusiva, es que la cirugía es tan efectiva que los que se someten a ella podrían empezar equivocadamente a pensar que son diestros atrapados en el cuerpo de un zurdo.
3 de Noviembre a las 8 AM: Fulano de Tal está leyendo el periódico local en la página 7.
“Amantes de la belleza formal y de la inutilidad potencial”
La Navaja del Ejercito Suizo fue la multiherramienta de la sociedad industrial. El Smartphone parece ser su equivalente en la sociedad de la información. Aquella fue diseñada para la supervivencia en la guerra y ha sido apropiada contemporáneamente por una especie de bricoleur doméstico, por algún usuario aventurero o por un nostálgico coleccionista. El Smartphone, por contraste se consume bajo el imperativo de una supervivencia en los negocios (en todo caso, siempre queda la sospecha de la metáfora bélica) o de un entretenimiento sofisticado. Diversidad, ingenio, hiper-, multi-, poli-, todos recursos verbales que pertenecen a la retórica de la síntesis: All in one. All in a single unit. El Frankenstein de los artefactos: un agregado de tecnologías PDA, celular y computadora. El universo entero resumido en un objeto que cabe en el bolsillo. El diseño miniaturizado. La apoteosis de la mano como escala del objeto técnico. “La eficiencia liberada del espacio”.
Pensar en el Smartphone es como ver la materialización extravagante del gadget de Baudrillard. Su sentencia de que “para cada operación tiene que haber un objeto” se puede reformular así, “para cada operación tiene que haber un app”: abundan, se propagan, se crean con funciones extraordinariamente específicas, que a la postre terminan siendo perfectamente inútiles: Face Mapping, Calorie Counter, MyLifeOrganized, WorldMate, Sky Map, Localicious, Apparatus,HNHSoft 2Go Talking Phrase Books, DivX Mobile Player v0.93, y ésta otra con un nombre que encierra toda la filosofía de los apps: Doit (Tomorrow) the todo app for procastinators.
Sin embargo, la mistificación futurista del gadget, todavía permanece elusiva al Smartphone. Se trata del cuerpo-gadget, el cyborg, El Inspector Gadget. La personificación del artificio, que caracteriza la ensoñación funcional integrada y, con paradójica comedia, también la torpeza. El Smartphone, en cambio es externo: Un apéndice, “una extensión del cuerpo” en la terminología de McLuhan, pero nunca una in-corporación. Lo interesante es tratar de definir qué parte del cuerpo se extiende. El telescopio era una prolongación del ojo, pero el Smartphone se propone como la extensión del sistema nervioso. La prótesis de la inteligencia cerebral: ¡no en vano se denomina Smart-!. Procesa, organiza, comunica, optimiza la creatividad. Y en eso radica su segunda diferencia con el Inspector quese asemeja más a la Navaja del Ejercito Suizo, con un sinnúmero de prótesis mecánicas, hélices, lupas, encendedores, destornilladores; en suma, una caja de herramientas portátiles. El Smartphone, por el contrario es pura información. Se nos aparece comercialmente bajo la oferta de un plan de datos. El hombre al que da lugar ya no es un Homo Faber, o fabricante manual, sino un intelecto informático con pulgares diestros. Aún más, también sería una especie de Homo Ludens, que se entretiene y se interesa en la diversión. De hecho, el apartado de Baudrillard sobre el gadget en La sociedad de Consumo, se titula justamente El gadget y lo lúdico. “Un juego con las posibilidades combinatorias”, la exploración laberíntica de las funciones, la fascinación por la innovación acelerada, el descubrimiento infantil, y la manipulación, la curiosidad vaga o apasionada por el «juego» de los mecanismos, el juego de los colores, el juego de las variantes” “pero que no alcanza ni puede alcanzar la libertad simbólica que tiene el juguete para el niño”.
David Zuleta
Bibliografía Sugerida.
Baudrillard, J. (2009 [1970]) La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructuras. Madrid: Siglo XXI Editores.
Al contrario de los planes de voz, que ofrecen comunicación y cobran tiempo[1], los SMS sí emplean unidades propias de la escritura (caracteres) para establecer su modelo de negocio. Aunque siempre se podría sugerir un razonamiento sutil y decir que los planes de texto venden espacio (la escritura es espacial).El espacio confinado de una pantalla de 3 x 2 cm. Sin embargo, en última instancia es mejor decir que lo que se cobra es un número de bits de información que ocupan un espacio virtual, no real.
Pero los SMS también modelan la comunicación del mismo modo que la telefonía de voz. La escritura que soportan puede ser caracterizada como un enunciado telegráfico, sintácticamente más simple (con ausencia de preposiciones, de oraciones subordinadas, de conectores causales, etc.) y con varios tratamientos ortográficos y morfológicos que le añaden un tono lúdico y práctico a la vez.
Existe incluso la tentación de pensar en el nacimiento de un género discursivo. El haiku de las telecomunicaciones. Pero para que los SMS sean considerados un género deberíamos ser capaces de identificar una serie de rasgos como:
Extensión: aproximadamente 160 caracteres por mensaje, dependiendo de la marca y modelo del celular.
Tema: existe una nómina virtualmente infinita de posibles temas, sin embargo, los diseñadores de contenidos, han propuesto algunos mensajes prefabricados, presumiblemente basados en alguna investigación de mercados: “Estoy en reunión", "Llámame más tarde”, “Llegaré tarde", "Estaré allí a las …” “Nos vemos en…” etc.
Registro: enunciación en segunda persona, un tono informal, íntimo, plagado de marcas de subjetividad.
No obstante, ninguno de esos rasgos parece ser suficiente para la institucionalización de un nuevo género. Se requiere de una cierta legitimidad social que los SMS aún no tienen. En otras palabras, sería necesario que una suerte de tribunal social, con autoridad para decidir lo que es un género, autenticara esta modalidad de escritura y la declarara parte de los tipos de discursos que usamos: crónica, autobiografía, carta, etc.
Lo que realmente importa es que, pese a que no tenemos un nuevo género discursivo, el celular sí parece tener el poder de disciplinar nuestras interacciones, modelando nuestros hábitos comunicativos. Al decir de Paula Sibilia, estamos ante la sociedad más alfabetizada de todos los tiempos. En parte, claro, gracias a los SMS: Leemos más, pero en pequeñas dosis. Píldoras textuales. O, para decirlo de otro modo, dejamos de ser lectores intensivos (que leen y releen pocos documentos), para convertirnos en lectores extensivos, expuestos a una proliferación desmesurada de textos de extensiones acotadas.
Bibliografía sugerida
Sibilia, P. (2008) La intimidad como espectáculo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
David Zuleta
[1] Ver Reflexiones sobre la cultura material 1. Minutos a $200
Es fácil pensar que el negocio de la telefonía es la comunicación. Sin embargo, todos sabemos que el discurso económico de los operadores telefónicos no hace sino ofertar tiempo. “Tiempo al aire”. Y el advenimiento de la tecnología celular se estableció bajo el mismo principio que su predecesor de telefonía fija, introduciendo una diferencia de grado y no de cualidad. En otras palabras, el verdadero contraste entre una tecnología y la otra, es que el celular le impone al usuario una conciencia intensificada de la duración de una llamada, porque integra un temporizador. Nuestra voz se mide en tiempo.
Así que la comunicación queda enmarcada en una economía temporal aunque, informacionalmente, la verdadera transacción ocurre en términos de señales que van de un emisor a un receptor, según el célebre modelo Shannon y Weaver. Semióticamente, el producto incorpora incluso un código y un feedback. Y técnicamente lo que existe son frecuencias distribuidas a lo largo de células o celdas localizadas en toda la ciudad. Pero ningún operador establece sus tarifas basados en el número de señales, o de feedbacks que se pueden contar durante una interacción telefónica. Tales unidades resultan ineficientes, porque no existe un soporte tecnológico y una teoría suficientemente desarrollada que las mida en tanto que magnitudes discretas, al menos, no sin irrumpir en la privacidad de los participantes. El tiempo sin embargo es una noción mensurable y convencional. La paradoja entonces radica en que un negocio que vende telecomunicaciones, cobra tiempo. Alguien está equivocado: o los operadores no saben nada de las teorías comunicativas, o esas teorías no han sabido incorporar el tiempo en sus modelos.
La consecuencia final de esa confusión es que el tiempo como unidad de medida impacta nuestro modo de hablar por teléfono. Todas las estrategias de interacción deben ajustarse a una línea temporal, de por ejemplo cinco minutos, según lo prescriben algunos planes de telefonía de voz prepago. Dentro del marco de esos planes, el usuario debe suspender la interlocución, generando estrategias verbales de interrupción y reanudación de los turnos de habla. Los hablantes integran un repertorio de recursos discursivos para colgar y/o restablecer el dialogo. Hablamos entrecortadamente. La duración de lo que decimos es proporcional a nuestro presupuesto. Nada nuevo. Solo que ahora está cronometrado.
Bibliografía sugerida
Castells, M. Fernández M. Linchuan J. Sey, A. (2007) Comunicación móvil y sociedad, una perspectiva global. Barcelona: Ariel – Fundación Telefónica.
Woodward, I.(2007). Understanding Material Culture. London: SAGE Publications Ltd.