viernes, 19 de agosto de 2011

Reflexiones sobre la cultura material 3

“Amantes de la belleza formal y de la inutilidad potencial”
La Navaja del Ejercito Suizo  fue la multiherramienta de la sociedad industrial. El Smartphone parece ser su equivalente en la sociedad de la información. Aquella fue diseñada para la supervivencia en la guerra y ha sido apropiada contemporáneamente por una especie de bricoleur doméstico, por algún usuario aventurero o por un nostálgico coleccionista. El Smartphone, por contraste se consume bajo el imperativo de una supervivencia en los negocios (en todo caso, siempre queda la sospecha de la metáfora bélica) o de un entretenimiento sofisticado. Diversidad, ingenio, hiper-, multi-, poli-, todos recursos verbales que pertenecen a la retórica de la síntesis: All in one. All in a single unit. El Frankenstein de los artefactos: un agregado de tecnologías PDA, celular y computadora. El universo entero resumido en un objeto que cabe en el bolsillo. El diseño miniaturizado. La apoteosis de la mano como escala del objeto técnico. “La eficiencia liberada del espacio”.

Pensar en el Smartphone es como ver la materialización extravagante del gadget de Baudrillard. Su sentencia de que “para cada operación tiene que haber un objeto” se puede reformular así, “para cada operación tiene que haber un app”: abundan,  se propagan, se crean con funciones extraordinariamente específicas, que a la postre terminan siendo perfectamente inútiles: Face Mapping, Calorie Counter, MyLifeOrganized, WorldMate, Sky Map, Localicious, Apparatus, HNHSoft 2Go Talking Phrase Books, DivX Mobile Player v0.93, y ésta otra con un nombre que encierra toda la filosofía de los apps: Doit (Tomorrow) the todo app for procastinators.

Sin embargo, la mistificación futurista del gadget, todavía permanece elusiva al Smartphone. Se trata del cuerpo-gadget, el cyborg, El Inspector Gadget. La personificación del artificio, que caracteriza la ensoñación funcional integrada y, con paradójica comedia, también la torpeza. El Smartphone, en cambio es externo: Un apéndice, “una extensión del cuerpo” en la terminología de McLuhan, pero nunca una in-corporación. Lo interesante es tratar de definir qué parte del cuerpo se extiende. El telescopio era una prolongación del ojo, pero el Smartphone se propone como la extensión del sistema nervioso. La prótesis de la inteligencia cerebral: ¡no en vano se denomina Smart-!. Procesa, organiza, comunica, optimiza la creatividad. Y en eso radica su segunda diferencia con el Inspector que se asemeja más a la Navaja del Ejercito Suizo, con un sinnúmero de prótesis mecánicas, hélices, lupas, encendedores, destornilladores; en suma,  una caja de herramientas portátiles. El Smartphone, por el contrario es pura información. Se nos aparece comercialmente bajo la oferta de un plan de datos. El hombre al que da lugar ya no es un Homo Faber, o fabricante manual, sino un intelecto informático con pulgares diestros. Aún más, también sería una especie de Homo Ludens, que se entretiene y se interesa en la diversión. De hecho, el apartado de Baudrillard sobre el gadget en La sociedad de Consumo, se titula justamente El gadget y lo lúdico. “Un juego con las posibilidades combinatorias”, la exploración laberíntica de las funciones, la fascinación por la innovación acelerada, el descubrimiento infantil, y la manipulación, la curiosidad vaga o apasionada por el «juego» de los mecanismos, el juego de los colores, el juego de las variantes” “pero que no alcanza ni puede alcanzar la libertad simbólica que tiene el juguete para el niño”.

David Zuleta

Bibliografía Sugerida.
Baudrillard, J. (2009 [1970]) La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructuras. Madrid: Siglo XXI Editores.

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