El haiku de las telecomunicaciones
Al contrario de los planes de voz, que ofrecen comunicación y cobran tiempo
, los SMS sí emplean unidades propias de la escritura (caracteres) para establecer su modelo de negocio. Aunque siempre se podría sugerir un razonamiento sutil y decir que los planes de texto venden
espacio (la escritura es espacial).
El espacio confinado de una pantalla de 3 x 2 cm. Sin embargo, en última instancia es mejor decir que lo que se cobra es un número de bits de información que ocupan un espacio virtual, no real.
Pero los SMS también modelan la comunicación del mismo modo que la telefonía de voz. La escritura que soportan puede ser caracterizada como un enunciado telegráfico, sintácticamente más simple (con ausencia de preposiciones, de oraciones subordinadas, de conectores causales, etc.) y con varios tratamientos ortográficos y morfológicos que le añaden un tono lúdico y práctico a la vez.
Existe incluso la tentación de pensar en el nacimiento de un género discursivo. El haiku de las telecomunicaciones. Pero para que los SMS sean considerados un género deberíamos ser capaces de identificar una serie de rasgos como:
Extensión: aproximadamente 160 caracteres por mensaje, dependiendo de la marca y modelo del celular.
Tema: existe una nómina virtualmente infinita de posibles temas, sin embargo, los diseñadores de contenidos, han propuesto algunos mensajes prefabricados, presumiblemente basados en alguna investigación de mercados: “Estoy en reunión", "Llámame más tarde”, “Llegaré tarde", "Estaré allí a las …” “Nos vemos en…” etc.
Registro: enunciación en segunda persona, un tono informal, íntimo, plagado de marcas de subjetividad.
No obstante, ninguno de esos rasgos parece ser suficiente para la institucionalización de un nuevo género. Se requiere de una cierta legitimidad social que los SMS aún no tienen. En otras palabras, sería necesario que una suerte de tribunal social, con autoridad para decidir lo que es un género, autenticara esta modalidad de escritura y la declarara parte de los tipos de discursos que usamos: crónica, autobiografía, carta, etc.
Lo que realmente importa es que, pese a que no tenemos un nuevo género discursivo, el celular sí parece tener el poder de disciplinar nuestras interacciones, modelando nuestros hábitos comunicativos. Al decir de Paula Sibilia, estamos ante la sociedad más alfabetizada de todos los tiempos. En parte, claro, gracias a los SMS: Leemos más, pero en pequeñas dosis. Píldoras textuales. O, para decirlo de otro modo, dejamos de ser lectores intensivos (que leen y releen pocos documentos), para convertirnos en lectores extensivos, expuestos a una proliferación desmesurada de textos de extensiones acotadas.
Bibliografía sugerida
Sibilia, P. (2008) La intimidad como espectáculo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
David Zuleta